12 de abril de 2012

De cómo NO fuimos robados

Quiero recuperar aquí una anécdota de la librería sucedida el fin de semana del 5 y 6 de junio de 2010. Como verán si siguen leyendo la historia tiene una parte feliz y otra algo frustrante para un librero hecho y derecho. El caso es que en aquellos días se celebraba una bonita feria local de antigüedades en Munilla (La Rioja) y allá que me fuí con la furgoneta de Libros con Historia y una buena selección de libros antiguos y de coleccionismo. No se si fue por la emoción del viaje, por el madrugón o por qué pero la cosa es que al salir de recoger alguna última cosilla la puerta de nuestra librería de la calle San Agustín de Pamplona quedó entornada, abierta para que cualquier amigo de lo ajeno pudiera curiosear a su antojo sin tener que recurrir al trámite engorroso de romper la puerta. ¡Y así se quedó todo el fin de semana!.

En aquel momento tenía -en mala hora- el teléfono móvil en la indeseable compañía de Orange que, naturalmente, no me ofrecía la menor cobertura en aquel pueblo dejado de la mano de Dios. Por eso la Policía y algún alma caritativa que pasaba por ahí no pudieron localizarme para darme la mala noticia. Al volver me encontré con el siguiente documento oficial, un mensaje cariñoso dejado por un agente celoso de su servicio.

Lo mejor de todo es que en todo el tiempo que estuvo la puerta abierta a todas las corrientes de aire no fue sustraido ningún libro. Lo peor de todo es nadie se dignara a robarme, ni bueno, ni malo... ¿tan poco interesan hoy en día los libros? ¡Maldita incultura!.


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