He aquí una pequeña explicación sobre el buen olor de los libros viejos. O, más concretamente, sobre por qué a mucha gente le gusta tanto oler los libros viejos... ¡el olor a vainilla de la lignina!.
Claro que sobre olores no hay nada escrito y además del olor original de la pasta de papel una nariz bien ordenada podría descubrir otras muchas historias que revelan las vicisitudes de cada libro: dueños fumadores, perfumes olvidados, estancias en la costa o travesías en barco, manchas de vino o lágrimas, flores secas como recuerdo entre sus páginas, etc.
En fin. Pero sí. Está todo escrito. Así que lean este precioso artículo de La Petite Claudine que explica muy bien el asunto. http://www.lapetiteclaudine.com/archives/013338.html
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