LOS LIBROS, LA LECTURA Y LA PRISA
Los primeros libros de la humanidad no se escribían, eran historias rimadas y ritmadas que se memorizaban en familia, en torno al fuego. Sin prisa. Luego se fueron escribiendo en diferentes códigos. Sin prisa. Siempre se leían en voz alta y se escuchaban como a los primeros aparatos de radio. Y dicen que fueron algunos monjes quienes inventaron la lectura silenciosa. Seguro que no era por la prisa sino por el silencio. Pero es posible que fuera allí donde empezamos los lectores a acelerarnos.
Ahora lo leemos todo en silencio y deprisa, los anuncios, los subtítulos, los apuntes, el correo, el guasap... los libros. Cada vez con más prisa. Y hasta con técnicas de lectura rápida. Lyedno en daioganl, prouqe no se si seban utsdees que el odern de las ltreas no ipmotra. O tal vez si.
Leer sin escuchar es como comer sin saborear. La prisa lectora está bien para el médico de urgencias. Para todo lo demás sería recomendable leer despacio. Incluso leer en voz alta.
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