11 de junio de 2024

Hablando sobre libros, cine y otras cosas en Fustiñana

El pasado viernes participé en el programa "A dos voces" que se organiza en torno a la feria del libro de Pamplona llevando pequeñas tertulias librescas y con escritores navarros a varias bibliotecas de toda Navarra. 

A la novelista Mireya Maldonado y a mí nos tocó la recién inaugurada, limpia, fresca y blanquísima biblioteca de Fustiñana. 

Se nos fueron dos horas a lo tonto, hablando ante un público selecto -miembros del club de lectura de la localidad principalmente-. 

El tema, por decir algo, era: Libros con historia, del libro al cine. 

O sea, que teníamos vía libre para hablar de cualquier cosa, así que optamos por lo que hubiera hecho cualquiera en nuestras circunstancias que fue contar nuestra vida. 

Soltar nuestro rollo. 

Y al final, tirando de ese hilo, salieron asuntos interesantísimos como la libertad creativa, la crítica literaria, la cadena trófica del libro, las formas actuales de lectura, el mundo artístico-empresarial que rodea a cualquier producción audiovisual... y la pavorosa falta de atención que nos invade y nos impide leer a gusto.

O, mejor dicho, la fragmentación e inconstancia de la atención. 

Mireya contó de primera mano qué es lo que pasa cuando una novela entra en el circuito de las obras que tal vez, con suerte, quizás, después de pasar muchos filtros, pudieran ser llevadas primero al guión y luego a la pantalla.

Un arduo recorrido que parece separar dos mundos: el libro y el cine. 

Cuando en realidad son lo mismo.

Porque cada película es un libro. 

Ya casi no nos acordamos de ello pero un cuento contado alrededor del fuego es un libro; 

ese cuento escrito es un libro; 

representado en el teatro es un libro; 

y grabado con una cámara de cine es un libro. 

Y un libro sólo es, en esencia, esto: una atención mantenida. 

Apunté varias ideas que espero ampliar en otra ocasión. Al salir de Fustiñana y mientras bordeaba en el viaje de vuelta los increíbles paisajes de Las Bardenas Reales una conclusión aparecía clara:

tenemos que rompernos la cabeza para encontrar formas de recuperar y mantener la atención.

¿Espacios analógicos?

¿Tiempos de desconexión? 

Por ahora seguiré vendiendo libros.

¿Sábes que hay unos cuantos que te están esperando? 

Llámame o escribe a correo@librosconhistoria.com y lo hablamos. 

@ellibrerodeurroz




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