9 de junio de 2024

No me concentro...

Claro. No te concentras porque te descentras con las distracciones.

Y ya sabemos cuáles son las distracciones de nuestro tiempo. Antes la gente se distraía con el vuelo de una mosca, 

o por las interrupciones analógicas causadas analógicamente por toses, risas o molestias procedentes de otros seres humanos vecinos. 

Ahora las distracciones son digitales. Lo que en el fondo quiere decir aparentemente perfectas, manipulables, globales, inhumanas, frías, estáticas, exactas, inductoras de la adicción, el aislamiento y la vagancia, propiciadoras del control. 

Todo eso.

Fíjense en lo que dice Enric Caumons en un artículo titulado El mundo real es analógico:

Hoy en día somos capaces de saber de una forma relativamente sencilla y muy fiable qué contenidos se consumen, por parte de qué usuarios, cuándo lo hacen, durante cuánto rato, con qué frecuencia, desde qué lugar del mundo, mediante qué tipo de dispositivos (ordenadores, móviles, tabletas, etc.), qué versiones de software utilizan, etc. A partir de aquí, se pueden extraer patrones de comportamiento, gustos, ideologías, etc. De esta forma, los algoritmos mostrarán a cada uno lo que supuestamente quiere ver (o incluso lo que quieren que veas en función de tu perfil). Además, todo esto se hace de forma que se capte la atención de los usuarios para que pasen el máximo tiempo posible usando las aplicaciones, por ejemplo, haciéndoles nuevas recomendaciones cada vez que terminan de ver, leer o escuchar algo, reproduciendo el siguiente capítulo automáticamente o incluso mediante pantallas infinitas donde el contenido no se acaba nunca, aunque te pases el día entero haciendo scroll.

La falta de atención, la pérdida de la capacidad de concentrarse en lo que se está haciendo -por ejemplo leer- es posiblemente uno de los principales problemas a los que se enfrenta nuestra especie desde el origen de los tiempos. 

Habrá que hacer algo. 

Porque en el fondo todos nosotros, o muchos, cuando nos paramos a pensar un poco, queremos un mundo analógico, local, no manipulable, humano, cálido, fluido, poético, inexacto o inefable, 

un mundo como el que, humildemente, estamos ofreciendo desde Libros con Historia y especialmente desde nuestro proyecto de Urroz Villa del Libro,

un mundo en el que las cosas cuesten algún esfuerzo, y ese esfuerzo tenga un premio, y ese premio sea lo que llamamos felicidad.  

Vengan, y lean. 

Les esperamos con los libros abiertos. 

Javier Garisoain 

@ElLibreroDeUrroz


Libros con Historia

Pza. ferial, 2 - 31420 Urroz-Villa (Navarra)

Tfno. 609408204




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