5 de enero de 2025

La Segunda Guerra Mundial terminó gracias a un librero

Febrero de 1974, el librero y ex-comandante japonés Yoshimi Taniguchi (derecha),
poniendo fin a la II Guerra Mundial.



Es sabido que la Segunda Guerra Mundial concluyó en 1945. 

Tras el asesinato de miles de civiles japoneses -porque los higiénicos cálculos matemáticos de los yanquis habían llegado a la conclusión de que sería más barato aniquilar dos ciudades que prolongar una guerra convencional- el imperio japonés se rindió incondicionalmente. 

Es menos sabido que la paz oficial y diplomática es la que firmaron los representantes de 49 naciones el 8 de septiembre de 1951 en lo que se conoce como Tratado de Paz de San Francisco. 

Pero aun así las hostilidades continuaron. Protagonizadas por combatientes aislados en diversos puntos, que no tuvieron conocimiento de la rendición o que no se dieron por aludidos. 

El último oficial en pie de guerra fue el teniente Hiro Onoda que vivió oculto en la isla filipina de Lubang entre el año 1944 y marzo de 1974. Onoda, que para entonces ya había perdido a los tres soldados de los que disponía inicialmente, fue localizado en febrero de 1974 por el aventurero Norio Suzuki que logró ganar su amistad pero que no pudo convencerle de que la guerra había terminado. La solución para poner fin a la guerrilla solitaria de Onoda (que a lo largo de 29 años había causado la muerte de una treintena de habitantes de la isla) fue llevar a Lubang al comandante Yoshimi Taniguchi,  superior inmediato de Onoda, quien ordenó al teniente su incorporación a la vida civil. 

Yoshimi Taniguchi era librero. 

Por consiguiente podemos decir que la Segunda Guerra Mundial la tuvo que terminar un librero. Un tanto a nuestro favor. 

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